Un nuevo capítulo en nuestra vida parroquial
Un Nuevo Capítulo: Damos la Bienvenida a la Orden de las Hijas del Rey
El pasado domingo, en el Domingo de Gaudete—un día de alegría en la temporada de Adviento—tuvimos la dicha de celebrar la institución del capítulo de nuestra parroquia de la Orden de las Hijas del Rey (DOK, por sus siglas en inglés). ¡Qué ocasión tan especial para dar la bienvenida a este nuevo ministerio en nuestra familia parroquial! Mientras encendíamos la vela rosa de la alegría, también celebramos el gozo y la esperanza profunda que este capítulo traerá a nuestra comunidad a través de la oración, el servicio y la comunión.
Para quienes no la conocen, la Orden de las Hijas del Rey es una comunidad internacional de mujeres dentro de la Iglesia Episcopal y otras denominaciones cristianas. Su lema—“Por amor a Él… Yo soy una sola, pero soy una. No puedo hacer todo, pero puedo hacer algo. Lo que puedo hacer, debo hacerlo. Lo que debo hacer, por la gracia de Dios, lo haré. Señor, ¿qué quieres que haga?”—refleja su profunda dedicación a la misión de Cristo en el mundo.
Un capítulo activo de las Hijas del Rey trae innumerables bendiciones a una parroquia. Su ministerio de oración fortalece el fundamento espiritual de la iglesia. Las integrantes se comprometen a una regla de vida que incluye orar diariamente por el clero, la congregación y las necesidades del mundo. Saber que estas mujeres fieles están orando intencionalmente por todos nosotros es una fuente de gran aliento.
Más allá de la oración, las Hijas se dedican a actos de servicio que enriquecen nuestra comunidad. Ya sea apoyando programas de alcance comunitario, guiando a otros en la fe o ofreciendo apoyo silencioso pero constante en tiempos de necesidad, su presencia nos inspira a vivir más plenamente nuestro llamado como seguidores de Cristo.
Las Hijas del Rey también fomentan conexiones profundas dentro de la parroquia, ofreciendo un espacio para que las mujeres crezcan espiritualmente, compartan sus caminos de fe y se apoyen mutuamente en el discipulado. Este sentido de comunión crea puentes entre generaciones y fortalece los lazos dentro de nuestra familia parroquial.
Mientras celebramos este nuevo capítulo, los invito a todos a orar por las Hijas del Rey mientras comienzan este ministerio sagrado. Que su dedicación a la oración, el servicio y el evangelismo dé fruto en la vida de nuestra parroquia y más allá.
Si sienten un llamado en su corazón para explorar unirse a las Hijas del Rey, les animo a buscar más información. Quizás Dios las está llamando a este hermoso ministerio de oración y servicio.
Demos gracias por este nuevo capítulo en la vida de Santa María Magdalena y San Martín. ¡Que sea una fuente de bendición por muchos años!