Nuestras creencias

Creemos que Dios te ama, sin excepciones.



Lo que creemos

Ante todo somos discípulos de Jesucristo

  • Creemos en un Dios amoroso, liberador y vivificante: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
  • Creemos en seguir el ejemplo y las enseñanzas de Jesucristo, cuya vida, muerte y resurrección salvaron al mundo.
  • Somos miembros de la Iglesia Episcopal del sudeste de Florida y, como miembros constituyentes de la Comunión Anglicana, somos descendientes de la Iglesia de Inglaterra y de la Iglesia Episcopal Escocesa. Considerando nuestra membresía en la Comunión Anglicana mundial, somos parte del tercer grupo más grande de cristianos en el mundo.
  • Tenemos un legado de inclusión, aspiramos a contar y ejemplificar el amor de Dios por cada ser humano; mujeres y hombres sirven como obispos, sacerdotes y diáconos en nuestra iglesia. Los laicos y el clero cooperan como líderes en todos los niveles de nuestra iglesia. El liderazgo es un don de Dios y puede ser expresado por todas las personas en nuestra iglesia, independientemente de su identidad sexual, orientación, raza, cultura o etnia.
  • Creemos que Dios te ama, sin excepciones.


  • La Biblia

    "Bendito Señor, que hiciste que todas las Sagradas Escrituras se escribieran para nuestra enseñanza: Concédenos oírlas, leerlas, marcarlas, aprenderlas y digerirlas interiormente" (Libro de Oración Común, p. 152). La Escritura es nuestro fundamento. Creemos que la Escritura, entendida a través de la tradición y la razón, contiene todo lo necesario para la salvación. Leemos y reflexionamos sobre cuatro pasajes tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento en cada servicio de adoración. Aproximadamente el 70% del Libro de Oración Común proviene directamente de la Biblia. Los episcopales leen más Sagradas Escrituras en el culto dominical que casi cualquier otra denominación cristiana.

  • El Libro de Oración Común

    El Libro de Oración Común es un cofre lleno de recursos devocionales y didácticos para individuos y congregaciones, pero también es el símbolo principal de nuestra unidad. Nosotros, que somos muchos y diversos, nos unimos en Cristo a través de nuestro culto y nuestra oración común.

  • Adoración centrada en Cristo

    “En él nos has sacado del error a la verdad, del pecado a la justicia, de la muerte a la vida” (Libro de Oración Común, p. 291). Como episcopales, somos seguidores de Jesucristo, y tanto nuestra adoración como nuestra misión se realizan en el nombre de Cristo. En Jesús, descubrimos que Dios es amor y, a través del bautismo, participamos de su victoria sobre el pecado y la muerte.

  • Bautismo

    “El Santo Bautismo es la iniciación plena por el agua y el Espíritu Santo en el Cuerpo de Cristo, la Iglesia” (Libro de Oración Común, p. 218). En las aguas del bautismo, se nos recuerda que pertenecemos a Dios y que nada puede separarnos de su amor. También nos encontramos formando parte de una familia extendida, una con los cristianos de todos los tiempos y de todo el mundo, lo que llamamos la “Iglesia una, santa, católica [que significa 'universal'] y apostólica”.

  • Comunión

    “Te damos gracias... por asegurarnos en estos santos misterios que somos miembros vivos del Cuerpo de tu Hijo y herederos de tu reino eterno” (Libro de Oración Común, p. 288). Se la conoce con varios nombres: Sagrada Comunión, Eucaristía (que literalmente significa “acción de gracias”), misa. Esta es la comida familiar de los cristianos y un anticipo del banquete celestial, y es central para nuestro culto regular. Todas las personas que han sido bautizadas son parte de la familia extendida de la Iglesia y son bienvenidas a recibir el pan y el vino para estar en comunión con Dios y entre sí.

  • Crecimiento espiritual

    “Señor, haznos instrumentos de tu paz. Donde haya odio, pongamos amor” (Libro de Oración Común, p. 724). Las promesas que hacemos en nuestro Pacto Bautismal son recordatorios de que todavía no somos perfectos y de que estamos llamados a profundizar en nuestra fe y a marcar una diferencia en nuestro mundo. Lo hacemos juntos como iglesia, profesando siempre que viviremos nuestros votos bautismales como seguidores de Cristo, pero siempre “con la ayuda de Dios”.

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